Una cosa que me es inevitable estando a dieta (sea cual sea), es darme gustitos varios durante el fin de semana, aunque por suerte no he deshecho lo hecho lunes a viernes, jeje.
El sábado, después del mercado, pasamos a Había una Vez, la patisserie de verdadero estilo coreano, con sus maravillosos pasteles y pancitos que hacen que hasta lo que regularmente no me gusta, me guste.
Pasamos a servirnos unas maravillosas croquetas, unos panecillos fritos rellenos de carne y verduras. Sabe un poco como una muy liviana papa rellena, pese a ser de masa, no de papa y son del cielo. Si te los sirves en el local, los mandan calientitos. Pero los hemos comido fríos en el camino y aunque eso suene como whaaaat???, son igual de ricos.
También probamos por primera vez una torta de fruta (mango, en este caso), y son como esperaba: livianas, pero con mucho sabor. El queque es aireado a más no poder, esponjoso y livianito, y la crema es suave, pero con mucho gusto a fruta. Estamos considerando tortas de este local para un próximo cumple…
Y por último, nos llevamos un pan de molde, cercano al brioche, pero más suave aunque dulzón, que nos sirvió durante el resto del finde con nuestra receta de esta vez. Para un review más completo de este local, pueden ver el que hice en Zomato 😉
Acá les dejo un dato: en Patronato, cerca de la salida del metro homónimo, se pone en las mañanas un carrito que vende dulces árabes a precios increíbles. Las bandejitas van desde 1.000 hacia arriba. La que ven en la foto nos costó 2.000. Comparen con negocios que los venden a 500-800 de a UNO. Y estaban exquisitamente ricos, además de surtidos. Recomendable al máximo!
Luego pasamos al supermercado, donde me agencié de más jaleas bajas en todo, que pucha que ayudan a veces a calmar ansiedades en la semana, jeje. Nos esperaba una cola larguísima, que encima al principio hicimos mal. Culpo el tamaño y poca visibilidad en el supermercado…compramos un simpático snack nuevo (del cual hablaré en un Yo Lo Probé próximo) y nos fuimos a casa a prepararnos un crudo tártaro (se viene receta!)
Mi cuñado pasó por el Paula Gourmet 2015 (no, yo no pude ir, buuuuuu) y trajo varias cosas. Entre ellas, me trajo mixes de frutos secos, y unas almendras con merkén, que si bien deliciosas -con ese gusto ahumadito que tiene a veces el merkén bien logrado- me decepcionó la falta de picor que esperaba desde el minuto uno. Pero estaba rico, sí. No lo digo solo porque hayan sido un regalo. También llegaron cervezas para compartir con mi Nenuco, porque yo realmente no bebo. Y eso es verdad, aunque suene de nuevo whaaaaaaaaaat.
El domingo fuimos a Lourdes acompañando a la familia, y no, no me prendí en fuego, aunque yo francamente lo esperaba…debo admitir que me entretuvo bastante el mercadillo que se arma afuera de la gruta, y no pude evitar fijarme más en eso que en otra cosa. Me probé un sombrerito de panda (pero creo que era para niños pequeños, porque si bien admito ser cabezona, nunca taaaaanto); mi suegra compró flores para su jardín, y yo pillé un simpático carrito de popcorn, que si bien asaltaba con sus pr
ecios (mayores al carrito que se pone en las ferias), el formato tipo vaso de cine casi lo valía. $500 por este vasito en particular. Riquísimas las cabritas, con haaaarto caramelo, además de pocas semillas (solo me salió un grano de maíz) y una práctica bolsita que supongo sirve para que no se arranquen las palomitas a ningún lado, cuando el vaso está lleno.
Acabo de percatarme de que dije popcorn de tres formas distintas. A los lectores de fuera de Chile, ¿cómo les llaman ustedes?
El almuerzo fue en Domino para mi Nenuco y Mamma Mia para mí. Pedí además papas fritas para semi-compartir. Las papas del Mamma Mia son mejores que muuuchas otras, para que estén atenti 😉
Mi lasagna pomodoro estaba bastante correcta. Me gusta la pasta del Mamma Mia, con su fascinante tono amarillo que supone significa ‘hecho en casa’ (y con huevo), además de que es una piscina de salsa…eso significa por consiguiente que será jaleíta no más el lunes, para deshacer daños, jaja. Pero vale las penas posteriores, a que no.
Por la tardecita, estábamos mirando ropa en Ripley del Alto Las Condes (no me gustó nada; nunca me gusta nada, pa qué sigo mirando. No sé); donde nos topamos con el nuevo formato de Paul Boulangerie, tipo cafecito como para hacer un alto en las compras.
Compramos un macaron gigante, mini brioches con chocolate y una jelly donut. Se viene un pequeño review!
Más rato en el supermercado, vi este interesante hallazgo. Entiendo que estamos a puertas de Halloween, pero de verdad es horrorífico. Son máscaras recortables con personajes de terror (aunque se ven como si la Hammer se hubiera tragado a Elmo), en las bandejas de tutos Super Pollo.
Porque supongo que nada dice Halloween, como andar pasado a pollo, ahogándose poco a poco en el olor a tuto crudo, conforme pasa la noche. Cuando el crío llegue a la última casa a pedir dulce o travesura, será el hálito agrícola el que hablará por él. Del terror.
Probamos también diversas bebidas, de las cuales se viene un mini Yo Lo Probé, aunque les adelanto mi agrado en general 😉
Nos vemos el resto de la semana que recién comienza!