Sukine es la picá-picá coreana, así for real. Poquito adorno, pero ambiente agradable, buena atención, pero no pa matarse. Acá es donde va a probar la comida coreana tal cual.
Si usted no conoce aún este tipo de comida, venga para experimentar, pero no espere o se obligue a que le guste, porque no es para todos. Y no me estoy poniendo snob como los que dicen que para ser fan de Tool hay que ‘entenderlo’. De verdad quiero decir que no es para todos. Para mí, al menos, no lo fue. Esto lo digo con el dolor de mi alma y mi corazoncito estomacal. Sin embargo, hace siglos de los siglos que lo tenía pendiente, así que había que cumplir y salir de dudas.
Nos atendieron casi de inmediato (aunque no había tanta gente), y pedí una Sprite, porque desde ese evento que les comenté la otra vez, quedé adicta a la Sprite. Así como que cambié el impulso reflejo de responder a la pregunta ‘el combo, con qué bebida?’ con ‘Sprite’, en vez de Coca Cola. Oh well. Mi Nenuco no pidió bebida, pero igual le trajeron una botella de agua con…publicidad? Amables.
Pedimos platos individuales, porque incluían arroz y banchan, que es un display de acompañamientos que llegan primero a la mesa. Hay huevo en soya, maní (que nos gustó más que todo), kimchi, además de verduras, tofu y algas. Hay dos tipos de persona en el mundo: los que les gusta el kimchi y los que no. El kimchi es col fermentada, en breves palabras. Habiendo crecido traumada por el olor, en casa de un abuelo fan del chucrut, anótenme en el segundo grupo. No me gustó el kimchi, pero sé que a mucha gente sí, y es un staple de la comida coreana.
También llegó una sopa bien agradable, que parece ser de mariscos.
Mi Nenuco pidió el Dolsot-Bap, que es lo mismo que Bibim-Bap, pero caliente. Ahora, qué es Bibim-Bap, se preguntará. Es un salteado de verduras con carne, arroz, salsa picante y lo que creíamos por la foto, un huevo crudo encima. Nos dio un poco de miedito, pero el huevo llegó frito. Anticlímax, pero ok. Imaginamos que deben haberlo cambiado un poco a gustos más locales.
Yo pedí el Chapche-Bap (salteado de verduras, carne y fideos transparentes). Y la verdad no me agradó mucho, preferí el de mi Nenuco, así que hicimos cambiaditas. A mi Nenuco justo sí le gustó mi plato; esto no es una relación abusiva.
Añadimos unas buenísimas empanadillas fritas, con un relleno medio picosito, típico de los dumplings. Creo que fue mi única parte favorita de la experiencia.
Traen también un plato con naranjitas. De verdad, es un montón de comida por el precio.
Me da de las penas, porque es harta comida, buena atención, interesantes sabores, pero al parecer la gastronomía coreana no es lo nuestro. Mucho kimchi y sabor fuerte. Pero al menos salimos de dudas. Admito sosí que nosotros somos bien arratonados para explorar gastronomía foránea. Si usted es más aventuroso, lo recomiendo 100% por todo lo demás mencionado. Con hambre no va a salir.
Dónde: Sukine, Antonia López de Bello 244, Recoleta, Santiago
Precio: Unos 15.000-18.000 por dos personas