Esta es la pregunta que más van a escuchar hoy, así que preparen una buena respuesta de antemano, y cuenten floridamente cómo estuvo su Navidad + finde. Así como haré yo acá. Ahora, si su discurso no prende, cambie el tema. Hable por ejemplo de lo asqueroso que estuvo anoche, de cómo no podía dormir, que ni desnudo aguantaba la ropa, que tuvo que mojar una toalla y echársela encima para poder conciliar el sueño, y que esta mañana miraba con envidia a los dispersadores de agua, y le dieron muchas ganitas de pasar al lado de uno como quien no quiere la cosa, y mojarse ‘accidentalmente’. No es que todo esto me haya pasado. La toalla funciona de maravillas, sosí.
Mi Navidad fue en casa de los suegros, con mi Nenuco y mi cuñado, y partió con camarones al limoncito, que ayudé a pelar yo misma. Esos camarones estaban demasiado ricolinos, incluso mientras los estaba pelando me zampé un par. Moraleja: nunca me ponga de ayudante en la cocina.
Luego hubo dos tipos de cerdo (a la soya y a la cerveza, que me pareció mucho más interesante), con cebollitas, papas al horno con piel (mi adoración) y ensaladas varias. Fue raro no comer el sempiterno pavo con papas duquesas de todos los años, pero hay que probar cosas, ¿no? ¿No?
El postre se llevó mil jumbitos. Mi cuñado preparó el clásico christmas pudding británico, pero re-creó la receta en forma de cupcakes (porque el original es un culo de hacer -perdonando la expresión) y encima les puso buttercream verde, con formita de árbol. Yum yum. Todavía los pienso.

Charlotte estuvo supervisando las maniobras.
Al día siguiente, la cosa fue con mis papás, en la casa de mi hermana, mi otro cuñado y sus 11 gatos que pasan todo el día insultándolo. Awww, adoro ir allá porque a donde miras hay un gato. Es como ese App japonés donde tienes que coleccionar gatitos poniéndoles juguetes. Pero de verdad.
Mi mamá trajo su jugosito pavo preparado con whisky y juguito de naranja, por el cual tengo ganas todos los años en esta fecha (y ningún otro día más) y mi hermana amablemente echó unas papas duquesas a dorar en el horno. Yas.
De postre hubo helado sin azúcar del Zenzero, que estuvo esperablemente bien y dos de San Francisco. Uno era Vainilla parisina, y aquí hago un alto. Mi Nenuco y yo fuimos a comprar dichos helados, y les juro que había como 20 casattas de Vainilla Parisina. Y ningún sabor más. Era claro que Vainilla Parisina no era el mejor sabor de la comarca. De milagro, pillamos un solo ejemplar de un segundo sabor: lúcuma con lúcuma. Sí, así mismo el nombre. Suuuper confiables ambos. Como sea, escondimos el de lúcuma (con lúcuma) atrás de la nevera, para que cuando volviéramos, aún estuviera ahí. Iguals, no estaban tan mal ambos. El de lúcuma (con lúcuma), al menos salvó. El de vainilla sí era cuestionable de sabor, pero no intragable.
El resto del finde fue tranquilito, con muchos especiales de navidad, mucho calor, pizza Great Value (la mejor pizza rápida que no sea Papa John’s) y mucho empacar regalos y viajar de un lado a otro.
Y ustedes, ¿cómo lo pasaron?