Buscábamos un lugar exótico o cuando menos ‘diferente’ para mi cumpleaños (digo diferente, porque muy arriesgados tampoco somos); un día equis, caminando por Manuel Montt, pillamos Meze, un restaurant turco.
Ya, acá en Santiago sobre todo, la comida árabe es como suuuper típica y siempre es igual, bemoles más o bemoles menos. Pero este local es turco. Eso no lo habíamos visto antes. Lo archivamos en la lista de lugares que queríamos probar cuando nos tincara y nos olvidamos.
Tiempito después, yo estaba recortando una página del diario donde salía una nota del Nenuco (suelen consultarlo harto y yo le tengo el scrapbook) y justo debajito había una cápsula con el chef de Meze, hablando de que habían renovado carta hace poco, aprovechando la coyuntura con la telenovela El Sultán, y cómo eso lo había inspirado a integrar recetas otomanas ancestrales. Oh, es el mismo restaurant que habíamos visto! Se dijo y se hizo.
Reservamos para un viernes en la noche, pero tempranito, cosa que cuando llegamos estaba piola, aunque se fue llenando conforme avanzaba la noche.
Al entrar hay un ambiente más iluminado, como para ir con amigos, además de albergar un hermoso bar. Luego atrás está la amplia terraza, más piola, pero poco íntima, en mi opinión.
Justo había un espacio entre ambos ambientes, con dos mesas, una de ellas para dos personas. Perfectamente íntimo. Lo bueno de ir tempranito como las gallinas es poder elegir mesa, pese a las reservas, jeje
El ambiente es hermosito, decorado con objetos y memorabilia turca, además de teselas, baldosas y un mural con vocabulario básico turco que nos encantó.
La atención fue no menos que excelente ya desde la entrada, se pasaron. Eso siempre te hace ir con mejor disposición a los platos. Ojo ahí para otros locales, sobre todo si tienen una propuesta diferente. Memorización perfecta del pedido, advertencia de contundencia, incluso ofrecieron darnos para llevar lo que no pudiéramos comer, pero somos unos bravos. ‘Qué tanta comida puede ser’, pensamos inocentemente.
Resulta que sí hubo comida, mucha comida. Pero me adelanto.
Partimos por pedir una limonada menta jengibre y un Ayran, que es una bebida en base a yoghurt. Sabe como a yoghurt griego helado y suuuper batido. La limonada estaba suave, dulce, no muy ácida. Ahí vea usted si esa es su preferencia. La verdad los tragos fueron la parte más débil, pero aclaro que la comida fue juerte.
Tienen aperitivos fríos y calientes, y nos lanzamos por la mejor muestra de este último: una tabla Meze. Por unos 11.900, te traen todo el amor del mundo. OK, imaginé que por el precio sería la típica tabla mediana con quesitos, pero noooooo. Es LA tabla y el precio lo vale demasiado.
Le llevaba una mansa brocheta de camarones grillados con pimentón, dos brochetitas con kofte o bolitas de carne y camita de lechuga, tres sigara borek (como palitos de mozzarella con masa filo y hierbas), una montaña de papas bravas, dos mujver (fritos de zapallito italiano), salsa de yoghurt, aceitunas, nueces con damascos turcos, tostaditas, y la mejor parte: tres tremendos trozos de queso ahumado, queso de cabra con hierbas y queso azul. Aquí sí que NO escatiman con el queso azul.
Maravilloso. Nuevamente nos advirtieron que podíamos llevarnos lo no consumido, pero somos unos chanchos y nos comimos casi todo. Pese a que con esto podríamos haber quedado OK. Lo recomiendo si se viene a tomar una cosita y se tiene hambre, pero no como para comida. Nadie quedará con hambre, lo prometo.
De fondo descubrimos los platos otomanos, sobre todo el llamado El Sultán, inspirado en el hit televisivo, con pollo, canela, damascos turcos, pasas, servido con arroz. La verdad todo sonaba fantástico, pero pasas, damascos…por eso solo bloggeo, soy muy mañosa pa ser crítica gastronómica.
Elegí un doner kebap, que suena fomito y típico, pero la descripción me ganó: carne de vacuno marinada dos días en especias turcas, pita con lechuga, tomate, cebolla y salsa de yogurt, con papas fritas de acompañamiento. De los doner más correctos que he probado, sobre todo por la carne.
El Nenuco le acertó medio a medio; se lanzó con Et Sote, un estofado turco con carne de vacuno supe blandita, cebolla, ajo, tomate, comino y paprika, que se cuece lentamente y se sirve en librillo con queso gratinado que hace burbujitas, más una pailita de arroz. Lo describimos como si Italia se fuera a Turquía. Maravilloso.
En la fan page puse un videíto de cómo burbujea, diohmio.
De postrecito optamos por un Turk Kahveli Crem Brule, que es un crème brûlée de café turco. El Nenuco adora ambas cosas, así que le fascinó. A mí no me gusta el café, así que para mí fue como ‘no ahora, por favor’.
Yo me fui por el Irmik Helva, una hermosura de sémola tostada en almíbar, rellena de heladito y canela. Estaba semoloso y caneloso y es lo más bello que me ha pasado desde que anuncié que me subieron las lucas (eso fue hace rato, así que si mi jefe me está leyendo, take a hint); llegamos a ese punto en que determino si volvería por el postre, y sí, volvería por el postre. Y por todo lo demás. comida, ambiente, servicio.
Mil jumbitos y 100 puntos para Gryffindor.

Selfie en el baño lindi, con mi inexplicable look cumpleañero
Para más info, sobre todo de la nueva carta, revisen su Facebook.
Dónde: Meze, Av. Manuel Montt 270, Providencia, Santiago
Precio: Todo lo mencionado + propina, unos $41.000