Les planteo un tema polémico: el brownie. El brownie es un bizcochito de chocolate, suave al masticar, pegajosito, gooey. Todo un agrado (y qué decir calientito con helado; uf) Es típico de la repostería gringa y no tiene discusión.
…o eso creí. Me carga tener que hacer esta salvedad, pero cuando el brownie llegó a Chile, fue solo en palabra. A cualquier quequito de chocolate le llamaban brownie, horrors. No, pues. El quequito seco migajoso de Nutra Bien que chanta la palabra BROWNIE en su etiqueta y sin arrugarse NO es un brownie.
El brownie es un pedacito de amor, blandito, caluguiento y hermoso.
Volvamos a cuando yo estaba en la Universidad, tipo primer-segundo año (más adelante con los ramos echados ya no importa en qué año vas…); una colega gringa traía prácticamente todos los días un tupperware lleno de brownies, receta gringa que aprendió en gringolandia, de una abuela gringa. Gringo todo.
Los vendía para hacer las monedas del estudiante; le compré uno -porque chancha lechona for life- y morí y resucité mil veces. ‘Así debe saber el cielo’, pensé. Pronto nos tenía adictos a varios compañeros. El emprendimiento fue popularizándose, y venían estudiantes de otras carreras a buscar a ‘la niña de los brownies’.
Hagamos fast forward al futuro; hoy, Daniela, la niña de los brownies, se lanzó a profesionalizar sus deliciosos brownies, de los cuales todos TODOS nos acordábamos (me contó que se ha encontrado con gente equis que la recuerda por sus brownies!)
Y con razón. Sus brownies son LA receta gringa como corresponde, perfeccionada por ella misma, siempre experimentando con variantes. Es más, ahora los ofrece de diversos sabores (mantequilla de maní, menta, naranja, irish coffee, chocolate solo, cheesecake y snickerdoodles -de canela), además de diseñarles un packaging para poder entregarlos ordenaditos en cajas, con coloridas etiquetas, dignas de su profesión (diseñadora gráfica, como yo)
Sus brownies están además llegando lejos; la otra vez no más estuvo en la radio junto a la Natalia Valdebenito (quien por supuesto también sucumbió al brownie power), y además de encargar directamente, se pueden comprar sus brownies al detalle en Café La Finca, Providencia. Me da como orgullo de mamá, porque fui de esas primeras personas que le compraban (chanchamente, todos los días)
El Nenuco es testigo de cuánto he hablado por años de sus míticos brownies, de lo maravillosos que eran y lo adictos que éramos todos. Cuando vi que la gringa estaba comercializando sus brownies nuevamente, y se acercaba además el cumpleaños del Nenuco, le encargué dos cajas en sus sabores favoritos: menta y mantequilla de maní.
Llegó la gringa con los brownies, nos tomamos una selfie pal Instagram, hablamos de cosas del recuerdo, y me dejó con un par de tips. Los brownies se pueden calentar unos 15 segundos en el microondas para que se ‘derritan’ un poquito (aunque también se pueden comer perfectamente tal cual vienen), se conservan mejor en un Tupperware, duran unos tres días…en teoría. Les aseguro que con suerte durarán 10 minutos.

La selfie entre colegas
La cajita es piola, muy útil para el transporte, nada se cae, desarma o achoclona. El sticker que sella la caja indica el sabor (además de distinguir el producto por color), y viene acompañado de una tentadora descripción y sugerencia de maridaje (ojo, me cuenta que el de mantequilla de maní va super bien con leche, y el de menta, aunque no lo crean, con Coca Cola…); además trae una lista de ingredientes, todos naturales, sin preservantes ni nada cuestionable.
Ojalá el blog tuviera olor, porque el aroma que despiden las cajas hace agua la boca. Abrimos las cajas. Las capas de crema de menta y mantequilla de maní arman un marmoleado precioso.
Al día siguiente nos servimos uno de cada uno, para el desayuno. Los calentamos un poquito al micro…y OHDIOSMÍO. Tal como los recordaba…NO. mejor que como los recordaba. La textura es perfecta, gooey, blanda, y el sabor es delicioso. Apenas los terminamos ya queríamos más. El Nenuco quedó adicto y anduvo sacando brownies todo el fin de semana. Hasta a la suegri le gustaron. El Nenuco tuvo que esconder las cajas para poder comerse los últimos.
Maravilloso.
Pensar que siempre le tuve fe a esta gringa con sus pedacitos de cielo. Ojalá llegue super lejos (…para poder comprar sus brownies en cada esquina. Yo elijo vivir chancho)
La pueden seguir en Twitter e Instagram, y contactarla para pedidos en cualquiera de esos medios, ella siempre está atenta. Los pedidos se hacen con al menos un par de días de anticipación, porque ella prepara todo fresco.
Dónde: Brownies de la Gringa, Twitter, Instagram
Precio: $4.950 la caja de 12. Lo valen.
«Yo elijo vivir chancho» <— Me anoto con eso ❤
Quiero probarlos!!! ❤
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Siiiiiii, hazlo, son la vida. Y ahora tiene sabores nuevos OMG
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