Pensando en pasar las recientes fiestas patrias en mi ciudad natal de Viña del Mar, el Nenuco y yo andábamos buscando algún local no visitado previamente en otras excursiones gastronómicas a la costa.
Coincidencia pura, a pocos días de partir a la playita, me llegó al Feis un post sobre Craving Bakery & Cafe, por medio de un colega (shoutout a mi amigui y colegui Rafa!)
Me puse a cachurear su Feisbuk, y quedé con poco menos que éxtasis con tanta cosa wena que se veía entre sus preparaciones, todo hechito a mano y fresquito.
Ya, po. Decidido entonces el lugar a visitar, y así lo hicimos en la tarde del sábado pre-festividades. El local queda en un rinconcito piola, bajo un edificio nuevo, que ajustó locales comerciales en la planta baja. Craving, sin embargo, logró establecer un toque super acogedor, donde dan ganas de estirarse un ratito y ver la tarde pasar, entre sus diseños de zorritos (hasta en los individuales!), sus colores e inmobiliario que invitan al total relax.
Nos sentamos en un rincón, y nos atendieron casi de inmediato. Todo el menú sonaba ultra bien, costó mucho decidir, buaaa. Partimos con una limonada frambuesa, que estaba de antología. No, es que no alcanzo a explicarles cuánto amé esta limonada. Natural y abundante, la decantan y le agregan espumita, batiéndola en una licuadora antes de servirla y eso le dio el toque preciso. Viene presentada en una botella para leche, que alcanzó para dos vasos!! El vaso, por supuesto, con el logo del zorrito, mi nueva adoración.
Para comer, quería el bagel con salmón, pero me di cuenta de que no quería salmón ese día, jaja. Ni nada cárnico, po. Si se venía el 18, para qué exagerar. Pedí la hamburguesa de lenteja. Una enorme baguette artesanal con patty de lentejas, salsa de yoghurt, tomate, mix verde de lechuga y berros. Quedé llenita de amor y comida, la verdad. Estaba deliciosa. Sabía como a falafel, y para nada seco.
El Nenuco pidió uno de los variados mix para la once/desayuno, que le llevaba una opción de té o café (optó por el cappuccino, que ojo, a diferencia de otros locales, no es enano), pan artesanal con palta, un mix de frutas abundante (con plátano, kiwi, frutilla y piña) y una opción dulce (pidió el queque de zanahoria) Bastante super duper bien para el precio ($4.290)
Noté que en la mesa de al lado habían pedido waffles, y pese a nuestro lleno, no pude evitarlo. Es que el olorcito de waffles frescos con sirope era más fuerte que yo. Sale una porción de waffles para nuestra mesa, los cuales hacen en el momento, cosa que llegan frescos y calentitos, directo de la wafflera, con nutella casera, sirope de arce, y rodajas de plátano y frutillas. Un manjarsh.
Pedimos la cuenta, que viene en una cajita de zorro; pagamos y nos regalaron un imán para el refri con el zorrito fetiche. Lo puse apenas llegué a Santiago. Si son mi nuevo amor. Nos paramos al mostrador para ver qué llevarnos para el desayuno. Optamos por un galletón de mantequilla de maní, una rosca y un trozo de torta de maracuyá y frambuesa, para mi mamá. Todo hermoso y rico.
También suelen tener pan artesanal para llevar, pero justo ese día se había agotado todo, snif. Habrá que volver entonces, pues, jaja.
Ojo, que ahora han agregado jugos prensados en frío, para plan detox y además tienen brunch!
La atención es excelente y super personalizada, como lo permite el tamaño del local. Recomiendo ir a hora razonable, porque ya se corrió la voz, pese a estar inauguradito recién, y se llena fácilmente. Es que hacía falta algo así en Viña. Un café de especialidad, con bakery menos tradicional, más artesanal, y más atrevida. Desde su torta sin gluten, a sus pasteles de maracuyá, o sus galletones de mantequilla de maní, a precios más que razonables. La verdad los amé hasta el infinito y son mi nuevo lugar obligatorio, cada vez que visite el hometown. Les auguro muchísimo éxito. Nunca cambien.
Dónde: Craving Bakery & Cafe, 5 Poniente 177, Local 3, Viña del Mar
Precio: unos $15.000 por dos personas, aún con mucho chancherío.