ADVERTENCIA: Puede que partes de esta nota estén escritas bajo la influencia del alcohol (pero en buena, sí, po)
Esta semana la Nenuca fue invitada a un evento de demostración de coctelería de Buenos Aires, en un bar ‘clandestino’. Ya me encantó.
La cita fue en el Room 09, bar escondidito dentro del Hotel Boutique Tinto, en Antonia López de Bello. Llego semi-puntual, a diferencia de mi +1 de hoy, una amiga querida que pensé podría disfrutar del evento (Feña, no te estoy llamando curá, porsiaca, ya?)
Entro al hotel luego de decir la palabra secreta y esperamos todos en una salita a que nos lleven al bar. Nos vamos de tres en tres al piso de abajo, y luego oh, sorpresa, pasamos a un túnel secreto, atravesando una puerta disfrazada de refrigerador de cervezas. Quedé impresionada.

La puerta falsa…
Tomamos un lento ascensor de estilo antiguo (por eso vamos de a tres personas, no se pueden más!) y nos explican que el bar está inspirado en los speakeasy, los clandestinos en los años de la Prohibición. Por eso la clave, el túnel secreto, el ascensor. Y la gorgeous decoración del local!
Los invitados, Sebastián Maggi de Shout Brasas & Drink, y Guillermo Blumenkamp, de Doppelganger bar, ya se encontraban haciendo sus preparaciones, para quienes quisieran probar.
El menú consistía en tres cocteles de cada bartender, y se podía elegir cualquiera:
Guillermo:
Louisiana Cotton Gin
Gin Tanqueray, Brandy, Cointreau, St. Germain, Chartreuse, Vermouth dry y piel de limón
El nombre se basa en la máquina para seleccionar algodón, en el sur norteamericano. El coctel es delicado, seco y floral.
Yiya Murano
Aperol, Vermouth dry, Cassis, jugo de limón, granadina, azúcar de azahar y espumante mumm rosé
Yiya era de hecho una envenenadora de Buenos Aires, que fascinó con su racha criminal en la crónica roja. Exótico, sabor a pétalo de rosa, dulce, pero seco.
Hasta que alguno diga basta
Vino carménère, Bulleit, kahlúa, espumante mumm extra brut y canela en rama
El carménère es una preferencia personal del bartender. La canela en rama le dio un aroma tan , pero tan rico.
Sebastián
(todos sus cocteles, con nombres del lunfardo argentino)
El Chanta
Gin Tanqueray, esencia de oriental re-fresh, jugo de limón sutil y pomelo
Es refrescante. El oriental re-fresh es una mezcla de yerbas y especias: lime, ginger, cilantro, lemongrass, etc. que luego se mezcla con jarabe de goma. El coctel está basado en el tereré.
Bolonqui
Pisco Mistral Nobel, bitter peach, vinagre de jerez, peras a la parrilla, salvia y azúcar rubia
Un bolonqui en lunfardo, es un lío. Es un coctel inspirado en el old fashioned, pero con su propio estilo, ademá de homenajear a Chile con Mistral, que es al final un destilado propio.
Canillita
Ron Havana añejo especial, cherry, jugo de piña, limón sutil, trozos de piña, extracto tropical spicy red y bitter
El canillita era el diarero. Es dulce, frutal, tropical, pero tipo thai. Nunca falla. Es como una piña enriquecida.
Pido un canillita, como para ir empezando, mientras llega mi +1, que quedó atascada en un taco en Bilbao. Oh well. El canillita está delicioso. Como no bebo mucho, los tragos frutales y ‘suaves’ son mi predilección. No me equivoqué. Mi +1 llega al fin, y se come la menta del vaso (es libanesa y me explica que en Líbano, la menta es parte de la comida y no un adornito) Ella pide un chanta y me aclara que es atrevido, y que de los únicos ‘chantas’ buenos que ha conocido. Me río, estoy segura que del comentario y no porque el alcohol se haya empezado a ir a mi cabeza de pollo.
Entre medio me entrevistan de Vida Social TV y sé que dije cosas, pero sin pensarlas. Espero que no haya ido el canillita hablando, pero mucho me temo que sí.
Comemos parte del cocktail, donde amé los sandwichitos de mechada y las bolitas de pasta de espinaca. Opto por comer cosas ‘absorbentes’ y ricas en carbohidratos…no sé si eso ayude.
Comienza la charla, donde el tema es conocer más de lo que se hace en otros lados, identidad e historia, con una copa en la mano. Qué mejor. El espíritu de BA Coctel es rescatar el barrio, para hablar de un país. Buenos Aires celebra la semana de la coctelería, y ellos optaron por no dejarlo solo ahí, si no llevar la experiencia a otras ciudades del continente. Se trata de poner a la gente en contacto con los bartenders. Se abre la barra para conversar con ellos, asistir a eventos, clases, conocerlos. También se hacen capacitaciones técnicas, charlas históricas, etc. La experiencia de bar se vuelve real, concreta. Se da cuenta de la relevancia del bar.
«La barra es la protagonista de la noche de Buenos Aires»
El evento lo organizan Martín Auzmendi, Rodolfo Reich y Agustín Camps, expertos en viaje, coctelería y gastronomía. ¿Por qué gastronomía? Porque hoy han surgido grandes barras en restaurants, ahora que la gastronomía ha alcanzado puntos altísimos en nuestra tierra. Un chef puede aportar otra calidad, conocimiento en los insumos, etc. Incluso en Chile hemos notado un surgimiento a paso vertiginoso de la gastronomía. Por eso se eligió Santiago para esta demostración. Además de que el chileno toma harto, para qué negarlo.
Los bartenders no son moda; en Buenos Aires han existido desde hace más de 100 años. La coctelería era una moda extranjera, y con ella llegaron bartenders a enseñar el oficio. ¿Sabían que en los 50s-60s, los bartenders era personajes públicos con fama, cual estrellas de cine?
Pero ya hace rato que no se trata de reproducir lo que se ve en Inglaterra o Estados Unidos. Este renacimiento consiste en mirar al mundo, pero también a la región y fortalecer la comunidad regional.
Los pilares para armar la escena son:
Investigar tus orígenes
Reinterpretar lo que sucede afuera
Valorar productos, costumbres y tradiciones
Aprender de los cocineros y restaurantes
Ocupar los espacios: ferias, casamientos, eventos de marcas
Espíritu de comunidad, generosidad (concursos, distribuidores, redes sociales)
La diversidad: la coctelería es más que un nicho
Hablaron también los bartenders invitados, y me quedo con esta cita de Guillermo Blumenkamp:
«El bar te hace sentir que vos podés ser vos (…) el bar iguala». Ahí está la gracia.
Conversamos un rato más (y comemos; amé el sashimi sopleteado), y pedimos otro coctel, esta vez uno de Guillermo. Pido un Yiya Murano, y de nuevo acerté. Es dulce y frutal y tiene haaaarta granadina. Quedé tiqui taca. Conversamos con el bartender, que fue muy agradable y canchero.

Selfie obligatoria con la +1
Nos vamos del local con un regalo: una copa medidora desarrollada por el bartender argentino Gastón de Genaro. Rato después, en Pío Nono, nos compramos dos churros con manjar con la +1. Admito que eso sí puede haber sido el alcohol hablando…
Un comentario en “BA Coctel: un toque porteño en Santiago”