A diferencia de otros portales y páginas que a fines de año les darán datos de cómo bajar de peso, yo les doy un dato para subirlo. Pero todo valdrá la pena cuando vean tanta comía rica y vivan una experiencia diferente.
A través de una amiga me enteré de la existencia de Azahar, esta pastelería argelina y cafetería magrebí. Quién no cacha los clásicos dulces árabes, tal vez el café fuerte y especias como el curry y la cúrcuma, que han ido permeando nuestra esfera gastronómica. Ya. Es como eso, pero mejor. Y mucho más auténtico.
Llegamos un sábado a media mañana, para poder probar el popular brunch ofrecido los fines de semana de 10:00 a 14:00. Cuesta $8.950 por persona y le lleva:
- Tetera con té del día o un café del día
- Jugo natural recién exprimido
- Yoghurt natural con flores comestibles
- Brocheta de queso con orégano y tomate cherry
- Pan harcha y pan matlouh (fabricación propia)
- Beghrir (panqueques)
- Mantequilla, palta, miel
- Frutos secos y aceitunas
- Dulce del día
Nos sentamos en la terraza. La atención es rápida y cordial. Elegimos un té y un café. Y comienzan a llegar nuestras delicias.
Unos platos repletos de bollería, palta, una brocheta, una teterita personal, jarritos con miel calientita, una bandejita triple tapada, que contenía mantequilla, aceitunas, frutos secos; bellos vasitos con yoghurt y jugo. Los tengo grabados en la mente como las fotos que tomaban los Picapiedras, porque pucha: un siete en presentación.
Y vamos probando.
El pan es similar a un pancito amasado, pero con un gusto anisado harto sabroso (y no somos los fan number one del anís)
El cuadrito tiene un sabor saladito adictivo, y su textura es similar a un pan de maíz, aunque me informan que es una suerte de maicena de trigo. Compraría una hogaza entera de este pan.
Buena palta. Cuando viene aguada o hilachienta, lloro lágrimas silenciosas de dolor y angustia. Pero está cremosita y bien servida.
La brocheta trae tomate cherry y ABUNDANTE queso de cabra a las hierbas. AMO el queso de cabra y esto fue un verdadero placer.
Para acompañar y hacer sobremesa, tenemos aceitunas, y un mix de pistachos pelados, maní, almendras y pasas.
Tras comer lo salado, atacamos lo dulce. El beghrir, o panqueque de los mil agujeros, es suave como una nube. No es ni salado, ni dulce, si no neutro. La miel, que viene calientita, se vierte y se va metiendo en los agujeros, y complementa el sabor con su dulzor.
En cuanto a bebidas, Caravana de Azafrán era el té del día: un té negro con pistilos de azafrán y pétalos de cártamo. Es bastante para una persona y no tuve que ponerle endulzante. Y saben que yo no vivo ni tomo té sin dulzor. Y no es que el té sea dulce tampoco, es que no es amargo, y el gusto es agradable. Lo que nosotros comemos habitualmente debe ser llenado de azúcar, porque son «malitos». Acá no. Me hace pensar.
El jugo de naranja, recién exprimido y PERFECTO. Espumoso, suave, ni una celdita, por el amor de dios, ni una! Dulzor equilibrado y perfecto nivel de acidez.
Respecto al yoghurt, lamentablemente no quedaban flores comestibles. Pero es suave, con ese ligero gránulo del yoghurt 100% natural. El dueño comenta de pasada que es vegetariano, y que costó encontrar yoghurt tipo griego sin gelatina, pero que consiguió un proveedor. Efectivamente, es como un griego, pero sin aflanado. El Nenuco se lo comió con la miel de los panqueques y lo disfrutó igual que el yoghurt griego habitual. Pero es rico solito, no es necesario agregarle nada. No es ácido como el yoghurt sin sabor.
El café (en la carta aparece como Café del Sahara) trae una estrella de anís, y semillas de cardamomo; al morderlas, explota el sabor. Amargo, pero no el típico amargor, si no uno agradable. Es más, sería un crimen ponerle azúcar.
Pero para eso viene el dulce del día. Llega una baklava con almendras. Gusto anisado, sabroso, pero MUY dulce ¿Cómo se disfruta mejor? Se come junto al café o té sin endulzar. Se complementan súper bien. Es más, cada vez que coma dulces árabes, tómelos con un café o té sin endulzar. Me lo agradece después. Acepto gift cards.
Y como que de eso se trata esta cocina. De equilibrio. Siento que se puede aprender algo de eso. Se lo comento al Nenuco, y nos vamos en la volá filosófica. Imagínense empezar desayunando, y concluir que en el proceso expansionista de occidente, se arruinaron buenas cosas…
Ahyia, la profunda. Pero es bueno ver de paso que se estén rescatando deliciosas tradiciones en un mercado global.
Ya. Confieso que cuando vi la comida junta, pensé que sería ‘poco’. Me súper equivoqué. Quedé lo satisfecha. Además que el precio por una experiencia así, me parece como muy ok. Pretendemos volver pronto para ir probando el resto de la carta, así que atenti.
Cuando el dato lo descubre una solita, las expectativas son pocas. Pero cuando proviene de alguien conocido, las expectativas son altísimas. Sin embargo, Azahar cumplió con todas ellas. El dueño, un simpático joven argelino-francés me preguntó qué nota le pongo al local. No me creyó cuando le dije 10/10. Será que no soy tan exigente; pero de verdad quedamos encantadísimos y con ganas de volver, sea para repetir el rato agradable, sea para comer algo auténtico y diferente.
Dónde: Azahar, Pucará 5240, Ñuñoa
Precio: Brunch a $8.950 p/p