Desde que abrió este paraíso de la fritura, que quería hablar de él; pero en todo el año no tuve ninguna excusa para chancheo sin sentido: ni una mala noticia, ni un bajón, ni una ruptura, como para justificar enterrar la cuerpa en una piscina de aceite y sucumbir al placer de las calorías vacías.
Hasta que pasó que se nos cayó estrepitosamente una reseña en otro local, y quedé con más pera que Inglaterra vs. Croacia.
El Nenuco, entendiendo hace rato ya que la única forma de sacarme del pozo sin fondo de mi mal humor es ofreciéndome un sacrificio en comida, me invitó a conocer finalmente este templo dedicado al carbohidrato. He aquí el ya legendario Fries & Bites.
El local es pequeño, pero cuenta con algunas mesitas afuera de éste; sin embargo, mucha gente viene al paso, en busca por los potes de papas fritas y demases. Nosotros no. Nosotros queríamos explorar todo el jardín de variedades empanizadas posibles.
El menú ofrece básicamente papas fritas (tipo crinkle fries, o sea, onduladas), camote frito, papas fritas tipo waffle, y cosas más contundentes, como corndogs, pollo tipo popcorn, bolitas de queso-jalapeño, todo en tamaño pequeño, mediano y grande, con precios asequibles que van desde $990 a $3.990.
Y por supuesto, también hay promociones.
Y encontramos la promo perfecta: el Bucket Fries & Bites + 2 bebidas ($7.990) O sea, un balde gigante que trae TODAS las opciones del menú. Qué mejor para una blogger barsúa que quiere probar el menú, sin pasarse tres pueblos.
El balde es alto, sin fondo, grande como mi cabeza. Para comparación, una moneda de $10. Sí, ya, soy una ridícula.
El balde consiste en porciones pequeñas de papas crinkles, las cuales amé, porque el corte ondulado es el mejor del mundo, pues al tener más esquinas, hay más sectores crujientes, dejando el interior blandito. Así debe ser siempre una papa frita. No se rían de mis uñas a medio pintar, claramente no tengo dignidad.
También trae camote frito bastante correctito, que ayuda harto a la causa con su ligero dulzor.
Les sigue una porción pequeña de papas tipo waffles. Si bien se alejan de las perfecciones que ofrece Carl’s Jr. por ejemplo, estaban not bad y eran harto crujientes. Al Nenuco le recordaron las papas curly que ofreció en su momento la malograda cadena Arby’s, cuando intentó instalarse en Chile demasiado antes de tiempo.
Luego vienen algunos bocaditos de pollo, un poquito genéricos, pero no molestan.
Incluye tres bolitas de queso jalapeño, que son frituras rellenas de queso crema con jalapeño, iguales las que probamos en Roof Burger, en Viña. Yo las hallo un poco fuertes, pero el Nenuco las comió sin problemas. Ahí vea usté.
Por último, incluye un corndog bastante rico, aunque yo los prefiero como en los locales asiáticos, con harto batido esponjoso. Acá era más somero, y crujiente. Y la salchicha era bien roja y especiada, como debe ser. Incluso al Nenuco, que no le gustan los corndogs, le gustó esta versión.
Como si fuera poco, el combo incluía 5 potecitos de salsas, así que pedí todas las de la casa (menos la BBQ, porque era Heinz, y ya sé cómo sabe)
Le armamos un ranking de salsas, para que vean cuáles vale la pena pedir (no todas, ojo)
- Mayo fries & bites: exquisita, pídala. Es fácil de hacer en casa, también. Mayo con ajo y zanahoria rallada. Aunque no lo crea, queda espectacular
- Mayo ciboulette: un clásico que no falla
- Honey mustard: no entiendo por qué sabía un poco a curry
- Spicy chili: harto picante
- Chipotle mayo: extraña
En resumen: ¿Se acuerdan cuando Calamardo describió la Kangreburger como «un infarto en un pan»? Ya, esto es lo mismo, pero en un balde…Y VALE CADA MALDITO PESO. No, escúchenme. El menú tiene sus bemoles, pero si chanchear es lo suyo, vale totalmente la pena sacrificar una aorta para aquel bajón, para las calorías al paso, para quitarse las «ganas locas» de algo rico e hipercalórico, sin desgarrar bolsillos. Por último, hágalo por las papas fritas con cortes novedosos.
Dónde: Fries & Bites, Av. Providencia 2320, Providencia
Precio: $7.990 la promo de balde + 2 bebidas