Rápido, piensen en Rumania. ¿Qué se les vino a la mente? Con una mano en el corazón, yo creo que pensaron en Transilvania, tal vez en Vlad el Empalador y obvio que Drácula. De ni un modo pensaron en comida (salvo que cuenten la particular «dieta» del conde)
Por lo mismo, yo creo que éste es dato, pero full en serio. Sé que les he dicho miles de tonteras en estos añitos del blog, y que siempre les prometo dato, pero pucha, este lugar lo descubrí yo -o eso creo-, así que lo considero da rial tesoro escondido.
Hace como un año, atravesé las puertas del Hoyts La Reina para ir a comprar bebidas, porque nica las compraba adentro (no pago precios retail en un cine, arréstenme ahora, porque soy la típica galla que entra patudamente con snacks en la cartera) y de pasadita, vi una paloma (un letrero, no un plumífero) que anunciaba un local llamado Los Rumanos – Comida rumana y chilena, menús, etc.
Lo archivé en mi cajón virtual de datos. Lo archivé tan profundo, ¡que se me olvidó! Hasta esa vez que fuimos a conocer La Farola y buscábamos dónde almorzar después. Íbamos camino al mall, cuando justo entre el cine y el metro, volvimos a ver el cartel. «¿Y si almorzamos ahí?» -dice el Nenuco. Yo igual estaba dudosa, porque no sabíamos con qué nos íbamos a encontrar, pero pucha, se supone que somos exploradores gastronómicos… Le dijimos sí a la vida, y fue nuestra mejor decisión conjunta desde que compramos un nuevo vasito para el baño.
Entramos a una casa con un bonito patio trasero, y nos sentamos en un pasillo junto a la piscina. El menú le lleva platos chilenos, cocina completamente normal, menú ejecutivo, picoteos varios, y lo que nos atrajo: cocina rumana. El dueño nos cuenta que el abuelo es rumano, que de él -entre otras fuentes- aprendió la cocina, que se ve reflejada en la primera página de la carta.
Nos comenta que por lo general la mayoría pide el menú ejecutivo, o la cocina normal, y que es durante los findes que algunas personas son un poco más lanzadas y piden comida rumana. TODA ESA GENTE ESTÁ MAL. Si bien no dudo que toda la comía acá es rica, el gran valor es su cocina rumana ¿Por qué alguien no querría probarla? No es como que abundan los locales rumanos, yo amo conocer cosas nuevas. Espero esta reseña los inste a atreverse. Vale la pena. Una cosa puedo adelantar: los rumanos son super chanchos y comen rico y comen harto. Son como yo, en realidad.
Pedimos varios platos, pero ninguna bebida. El dueño amablemente, nos ofrece un shot de Tzuica. La Tzuica es un aguardiente rumana que se prepara a base de ciruela, y se hace y se toma en casa. Ésta -que apropiadamente se llama «La Huella de Vlad»- es de durazno y la hace un amigo rumano del dueño, en un alambique casero.
Pese a que no soy buena pal trago, el sabor es harto suave, con una nota frutal.
Para picar, pedimos una fasole batuta ($3.700), que es puré de poroto blanco al ajo, cubierto de puré de tomates y cebolla caramelizada. Llega en un librillo, acompañado de abundante pancito tostado. Y es incluso mejor de lo que esperábamos.
Se nota harto el ajo y el sabor en general es agradable. Temíamos que el tomate se comiera los sabores, pero se complementan bien. Es delicioso. Nos recuerda al hummus, pero el trío ajo-tomate-cebolla me hace poner al hummus en segundo lugar, cosa que no pensé posible. Terminamos lamiendo el plato. El puré de poroto es como el top 3 de cosas deliciosas que se pueden hacer con poroto. Yo creo que los veganos y amantes del hummus se me mueren acá con esta pasta; la pienso en sueños.
De fondo, compartimos una hamburguesa artesanal rumana a lo italiano ($5.990 en el menú de sánguches) Obvio que es gigante y chorrea mayo casera.
La hamburguesa en sí es muy sabrosa. No sabe realmente a una hamburguesa, pues es carne de cerdo y vacuno, por lo que su sabor recuerda más bien a una longaniza un poco más suave. Se nota bastante el ajo. Y no, no se parece en nada al famoso «»»rumano»»» de la Fuente Alemana, más allá de compartir un par de ingredientes. Si quiere conocer da rial rumano, tiene que sí o sí pasearse por acá.
Para no quedar «con hambre», pedimos además una ciorba radautiana ($5.800), que es una sopa de pollo con verduras, que además lleva yema de huevo y crema ácida, ingrediente de la cocina rumana por excelencia. Efectivamente, cada cucharada comienza como un caldo de pollo cremoso, finalizando con un toque ácido.
Es como un litro de sopa, o no sé, pero es bien contundente y trae montones de pechuga en cubitos, zanahorias y pimentón. Para quedar full.
…Pero no suficiente full para no pedir postre. Se ofrece un solo dulce típico rumano: el papanasí ($3.350), y es como una torrecita de rosquillas tipo picarón, cuya masa se hace a base de ricotta y se sirve con crema ácida y mermelada de ciruela, aunque en este caso la comimos con mermelada de frambuesa. La idea es combinar dulce con ácido. El sabor nos recuerda a las donuts rellenas de jelly y son harto ricas. Recomendado de todos modos.
Efectivamente, todo es grande y tchantcho, pero los sabores son equilibrados. Quedas lleno, pero no pesado. Todo es compartible, y los precios están super ok para las cantidades. Chicos, esto sí es una picá.
Si andan por el cine, pásense directo para acá y prueben algo diferente. La vida es muy corta para pedir el menú del día.
Dónde: Los Rumanos, Guillermo Tell 5812-5878, La Reina
Precio: $18.840 todo lo descrito acá.