Hace un tiempito en mis redes les hablé de este nuevo local que te transporta hacia Capri y la costa amalfitana, desde la comodidad del mall.
Brunella, un restaurant de comida italiana original, ocupa el rincón más privilegiado del nuevo Bazar Gourmet, espacio gastronómico ubicado en el piso de diseño del Parque Arauco, que desde enero acerca la gastronomía de restaurant, al formato patio para compartir.
El concepto es simple, pero bien estructurado: transportar al comensal a una tarde en Capri, con sus azulejos, su limoncello, su artesanía y lo más importante, su comida de origen; todo esto manteniendo un precio super accesible para la calidad que presenta. Es lo que más nos gustó y una de las grandes razones por las cuales ya queremos volver, después de nuestra visita esta semana: es ideal para un almuerzo dominical con exquisita comida preparada con ingredientes frescos -algunos, venidos de Italia-, con gran ambientación y sin pagar demás, debido al formato mall.
Nos sentamos bajo un canopy de limones hechos a mano, que inmediatamente aportan toda una onda casual italiana, opuesta al restaurant de mantel largo.
Para comenzar…
Sus antipasti tienen un precio fijo de $7.800, y varían desde una burrata italiana, hasta los muy clásicos calamares fritos a la romana.
Nosotros probamos un tártaro de atún con láminas de zapallitos italianos y tomate picado, que con su aderezo de sésamo y frescura en abundancia, tenía una onda asiática muy agradable.

También le dimos la oportunidad a un inusual carpaccio di manzo, (filete) con láminas de parmesano y rúcula. Más fresco dónde. Y sí: traen pan de ajo tostadito. Todo ideal para compartir y abrir la conversa.

Pizzas a la medida
Pero la gran especialidad son las pizzas, sobre todo por sus innovadores formatos: la clásica napoletana de 33 centímetros ($7.800 tradicional – $9.800 especial), la pizza «al metro» ($21.800 – $24.800), que permite escoger tres sabores y compartir con el grupo, (porque siempre siempre entre los amigos hay algún mañoso) y el pizzino ($4.800 – $5.800), que ha resultado ser muy popular, pues se trata de una pizza individual para un almuerzo más ligero, como quien se come un sandwich; y que por su precio, puede ser ideal para probar más de uno.
Nos rendimos a este último, y probamos un pizzino Diavola con salame de Napoli picante, como debería ser ¿Y saben qué? Era de verdad picante, y no picante «a la chilena». Aunque no enmascaraba el sabor. Fue mi favorita del día.
En cercano segundo lugar estuvo el pizzino Tartufina, con hongos Porcini, trocitos de speck (jamón tirolés) y aceite de trufa blanca, ingrediente que he aprendido a amar desde que comencé este blog. Una delicia.
Obvio que también debíamos presenciar el fenómeno de la pizza al metro, con tres sabores populares: bufala e pesto fresco hecho todos los días, margherita (salsa de tomate y mozzarella) y 4 quesos: mozzarella, pecorino, parmigiano y gorgonzola, que le da un saborcito fuerte tipo queso azul. Obvio que la segunda favorita del Nenuco, amante del blue cheese y sabores con parentesco.
Lo que me encanta de la masa tradicional napoletana es que se reposa por un día completo, entonces fermenta fuera y no dentro del estómago, por lo tanto es muy ligera y es en verdad de las pocas pizzas que no me caen pesado (o sea, igual sigo comiendo pizza de todas maneras, aunque hagan estragos en mi interior. Hay sacrificios que deben hacerse)
Pastas frescas
Por supuesto, la siguiente especialidad son las pastas frescas hechas todos los días (con un precio fijo de $8.800), acompañadas de clásicas y a la vez innovadoras salsas.
Probamos unos tortelloni panna e prosciutto, que estaban increíbles: rellenos de suave y blandita ternera braseada, llegaba a saltar el juguito al partirlos, dentro de una piscina de salsa de crema y jamón.
Se pueden acompañar de abundante queso rallado, el cual agregan en el momento y en tu propia mesa, hasta literalmente decir basta.
Un interesante plato son los Malfatti, que literalmente quieren decir «malhechos», o sea, algo que se ve mal aspectado, pero es delicioso. Es parecido al gnocchi, pero hecho de queso ricotta y espinacas. Como una suerte de ravioli, donde solo está el relleno y no la masa. Viene en una exquisita salsa de 4 quesos.
Cerramos este tour por las pastas con una lasaña boloñesa, absolutamente el plato más amigable del mundo.
Se sirve en un perfecto formato rectangular, sin desarmarse, y con opción de queso rallado fresco.

Quiero que se detengan y admiren esas preciosas hojuelas de queso recién rallado y luego me digan si no les ha dado hambre (a mí sí, y yo estuve ahí)
Obviamente, los postres no dejan de ser importantes en la cocina italiana (precio de $3.900 para cualquier dolci elegido), sobre todo si se trata de un clásico tiramisú. Ojo, que lo hacen con verdadero mascarpone, y es blandito y húmedo, con abundante café.
Pero la parte absolutamente mejor del día -muy según yo- es el plato de scialatelli fritti, una suerte de churros de masa de pizza frita, que se sirven calientitos con Nutella, pistacho picadito y azúcar flor. No hay ninguna de esas palabras que no me guste.
Y viene especialmente diseñado para comer con las manos y compartirlos. Y pucha, les dejaré fotos y close-ups, porque eran demasiado ricos.
Acompañamos todo de una refrescante limonada menta bastante natural y no muy dulce, y un juguito de sandía ideal para la sed ($2.700).
En resumen, una excelente propuesta que ya se perfila muy popular, pues acerca la comida verdaderamente tradicional de la costa amalfitana, de lugares como Capri y Positano a una instancia realmente casual, y una propuesta más bien asequible, debido a su buena ubicación. Un deleite, para repetir.
Dónde: Brunella, Bazar Gourmet, Parque Arauco
Precio: unos $25.000-$35.000 para dos personas
Comparte y dale alas a un plato de tallarines:
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