Era el cumpleaños del Nenuco y queríamos celebrarlo piolamente. Como Instagram sabe de sobra que en realidad solo me interesa la comidad, me tiró un aviso de este lugar llamado Jimbo’s Australian Food, donde la especialidad es el pie o tarta relleno de carne, entre otras cosas. Obvio que lo hallé perfecto, porque me gusta la novedá.
En Australia, el pie es como la empanada en Chile: se puede comer y encontrar donde sea. Es lo más normal de la vida, además que se puede rellenar con casi cualquier cosa.
La diferencia es la forma y masa. Una base de pastel, con una tapa de hojaldre, un poco como el pot-pie gringo. Los rellenos varían desde el tradicional de carne, a cosas como carne y queso, pollo, carne con tocino, carne con cebolla y queso azul, vegetales e incluso lentejas, para los que siempre buscan la opción veg.
Jimbo’s ofrece todos estos sabores, siempre dentro de un «combo», donde por $5.400 te incluyen el pie, una mini lata de bebida, más 2 de 3 acompañamientos: ensalada / papas fritas / sopa; salvo el de pulled pork, que solo se acompaña de papas fritas y coleslaw.
Pedimos uno de carne y queso azul acompañado de crema de zapallo, y el de pulled pork, porque es más nuevo y está teniendo harta salida, además que quién cresta puede resistir las palabras «pulled» y «pork» juntas.
Al pequeño rato nos llegó una montaña de comida que comprendía nuestros pies, una porción razonable de crema de zapallo, y en mi caso, un buen pocillo de coleslaw tradicional agridulce; encima de todo, una hectárea de papas fritas que, ojo, son de Bélgica, ¿que si no me equivoco es donde se inventaron las papas fritas? Alguien que me confirme porfa, porque me da lata googlearlo y que el agente de FBI que me vigila el laptop crea que soy una chancha.
Respecto a los pies, me remito al Nenuco, que como es mitad inglés, creció con sus meat pies británicos, de sabor similar. Con el de pulled pork, dijo, «sabe a Gran Bretaña», y estoy como de acuerdo. Más que el pulled pork sanguchero, sabe harto a meat pie.
El de queso azul también lo retrotrajo a la infancia tipo Mary Poppins que siempre me imagino que tuvo, pero sabe distinto al mismo tiempo, gracias a un toque suavemente picante que complementa bien la cebolla con su dejo dulce. Aunque sí podría tener más queso azul.
Como era el cumple del pololi, le trajeron un tradicional Lamington en versión cumpleañera, que consiste en un bizcochito bañado en chocolate y cubierto de coco. Harto rico.
A mí me regalaron unas mini pavlovas de coctel con duraznos en vez de berries, porque se había acabado la pavlova de postre. Deliciosas, sobre todo porque traían una salsita de vainilla que hacen en el local, con receta aprendida en gringolandia.
Si quieren (queremos) probar otros pies, se pueden comprar congelados para llevar a la casa, o pedirlos por delivery, como hacen muchos de los australianos que vienen al local y se aperan para todo el mes.
Nosotros nos llevamos uno de carne para el suegro -que lo agradeció mucho-, uno de carne y queso para alegrar mi almuerzo fome de oficina, y la mayor belleza de todo el local: en el mismo formato, tienen un maravilloso pie de manzana canela, EXQUISITO, que trae además un potecito de la misma salsa de vainilla que comenté en la pavlova, altamente adictiva. La dura que estoy seriamente considerando encargar un delivery de muchos pies de manzana para llenar el freezer y tener a la mano cada vez que tenga un mal día.
Solo hay que sacarlo una hora antes de comer para que se descongele un poco, y meterlo un ratito al horno. Puede ser incluso un horno tostador, y funciona igual. Se le agrega la salsita, y ufff, mejor acompañamiento para el tecito, imposible.
Dónde: Jimbo’s, Los Piñones 29, Providencia (cerquita de los canales de TV)
Precio: no alcancé a gastar 20 lucas, y quedamos redonditos de comida, más la que nos llevamos.