Una ventanilla muy piola, pero rodeada de un hermoso mural tropical digno de Aquarella do Brasil, esconde un verdadero tesoro de sabor carioca
para comer chanchamente en la calle como nos gusta, o llevar a casa y compartir tanta bonanza con la familia y una cerveza, o con uno solito viendo una maratón de Betty la Fea en Netflix.
Así es Salgados Brasileros, un emprendimiento familiar cuyo nombre quiere decir «salados» en protugués, donde se venden unos exquisitos snacks que, resulta, son muy populares en Brasil, al nivel de nuestra propia empaná. Si se va a cualquier local a tomar una birrita o compartir un tentempié con los amigos, los salgados están presentes siempre. Son como las tapas españolas.
Los dos tipos de salgados clásicos
- Bolinha de queso, que son bolitas apanadas, fritas y crujientes, rellenas de queso cremoso. Una vez fritas, el queso se derrite al interior. Un manjar.
- Hablando de manjar, también tienes unos mini churros que parecen pequeños frutos, rellenos con manjar, y que son una exquisitez.
- Y la estrella absoluta, la Coxinha de pollo («coxinha de frango«), que son snacks de masa apanada y frita, rellena de delicioso pino de pollo, cebolla y perejil. El nombre coxinha significa «trutro», «muslo» o «pierna», y deriva de la forma en que el salgado busca imitar a una pata de pollo. Y, supuestamente, la idea original era justamente esa. De hecho, les traigo la leyenda:
El origen de la coxinha, se dice, data del siglo XIX en São Paulo. En esa época vivía una princesa que estaba casada con un conde francés, los cuales tenían un hijo con discapacidad mental. Y el único alimento que aceptaba comer el niño eran los trutros de pollo.
Un día se les acabaron las patas de pollo, pero habían quedado hartos sobrantes del resto de partes de pollo de una fiesta que hicieron la noche anterior. La cocinera agarró rápidamente los restos, los hirvió, deshilachó, los metió en una masa, los apanó, y les dio forma de pata.
Al hijo le encantaron, y se convirtió en el plato estrella de la realeza, para de ahí popularizarse en el resto del país.
Nuestra opinión
Nos llevamos una bandeja entera de los tres bocados, y no podíamos más. Adictivos a full, y quedamos ídem.
Teníamos las bolitas de queso, que son como una papita duquesa rellena de bondad y una pequeña piscina de queso ultra derretido, y que queda especialmente perfecta con salsita barbacoa y salsas picantes.
Yo no pude dejar de picotear los churritos, que parecen goldenberries, pero rellenos de manjar derretido. Di la verdad, Rosa, me los comí todos.
Pero las coxinhas fueron nuestra perdición. Teníamos las pequeñitas más para compartir, y unas más grandes, casi para hacer una comida en sí. Sabemos por qué son el snack preferido en Brasil. No solo su forma es simpática, sino que el pino dentro es una pasta tremendamente sabrosa, y todo el conjunto recuerda un poco al sabor de una papa rellena, pero a mil por hora. Recomendadísimas con alguna salsa de ajo, sea mayo o alioli.
Necesito que porfa vean la forma perfecta de patita:
Como extra, cada orden viene con salsitas de regalo: BBQ y una exquisita salsa de ajo, que le viene de perilla a la coxinha en particular, y que es muy adictiva.
El dueño de Salgados Brasileros vivió mucho tiempo allá y pensó en traer este bocado tan típico a nuestras tierras. Allá no solo son un entremés, sirven para descongestionar la cocina, pues se sirven al momento y dan tiempo para preparar otros platos que se hayan pedido. Por lo mismo, el principal canal de venta es a restaurantes, pero también se pueden comprar al detalle -a la pasada-, o bolsitas de congelados para tener en casa y freír al momento, porque fritos fresquitos es como mejor se disfrutan. OJO: si se compran listos, se pueden hornear un par de minutos a 180º y quedan frujientes por fuera, blanditos por dentro.
Muy recomendado ir a darse una vuelta. No hay nada así en Santiago.